UN VIAJE QUE EXIGE RESPUESTAS
por RICARDO CORTEZ
El reciente viaje de Rodrigo Ureño, alcalde de Jerez, a la Unión Americana ha generado más cuestionamientos que certezas. Aunque en su retorno aseguró contar con el apoyo de los migrantes jerezanos, lo cierto es que hasta ahora, los resultados de su visita permanecen envueltos en una preocupante nebulosa de vaguedad.
Es innegable que la comunidad migrante de Jerez es un pilar económico y social para el municipio. Su esfuerzo constante se ve reflejado en remesas, proyectos comunitarios y una arraigada conexión emocional con su tierra natal. Pero, ¿cómo ha respondido la administración a esa lealtad?
El alcalde enfatizó en entrevista concedida a Canal 27 que los migrantes confiaban en su liderazgo por su origen compartido, pero confiar no es lo mismo que cumplir. ¿Qué proyectos específicos se plantearon? ¿Cuáles son los compromisos mutuos alcanzados? Estas preguntas son fundamentales, y las respuestas, inexistentes.
La declaración de "respaldo" sin detalles concretos es un discurso que, aunque políticamente útil a corto plazo, puede desgastar la credibilidad de Ureño si no viene acompañado de acciones claras. Los migrantes, al igual que los jerezanos que permanecen en el municipio, merecen más que palabras bonitas.
La transparencia no es solo una obligación moral; es una herramienta estratégica para fortalecer la confianza entre el gobierno y sus ciudadanos. Sin embargo, en este caso, parece haber sido ignorada. No existe información clara sobre las mesas de diálogo, los acuerdos firmados o los proyectos en los que los migrantes estarán involucrados.
Esta falta de claridad genera una percepción de improvisación y poca seriedad. Si el viaje tuvo fines concretos, ¿por qué no compartirlos con la ciudadanía? De lo contrario, la visita podría interpretarse como un movimiento político vacío, diseñado para mantener el apoyo simbólico de los migrantes sin realmente beneficiarlos ni al municipio.
La relación entre los migrantes y Jerez no debería limitarse al envío de remesas o al programa 3x1. Es momento de establecer una colaboración más profunda, que contempla proyectos sostenibles en educación, infraestructura y salud. Pero esto requiere planificación y un compromiso real por parte del gobierno municipal, algo que aún no se vislumbra.
El viaje de Ureño pudo haber sido una oportunidad de oro para presentar una visión clara de desarrollo para Jerez, en la que los migrantes jugarán un papel central. Sin embargo, lo único que hemos recibido hasta ahora son generalidades y discursos sobre confianza.
¿Qué se logró? ¿Habrá proyectos específicos en las comunidades? ¿Se destinarán recursos concretos a mejorar la calidad de vida de los jerezanos? Estas son preguntas urgentes que necesitan respuesta.
Rodrigo Ureño tiene en sus manos la oportunidad de convertir esta experiencia en un punto de inflexión para su administración. Pero para lograrlo, debe rendir cuentas y demostrar con hechos que este viaje fue más que una simple fotografía con los migrantes.
El tiempo apremia, y el silencio solo aumentará el escepticismo. Si el alcalde no actúa con rapidez, el desgaste político será inevitable, y la comunidad migrante, ese valioso activo del municipio, podría perder la fe en su administración.
Los jerezanos no necesitan promesas ni declaraciones de confianza; necesitan resultados tangibles y un gobierno que planifique con visión y seriedad. Si Ureño no puede entregar eso, habrá desperdiciado una oportunidad invaluable para fortalecer a Jerez.¿Usted qué opina?
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