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LA TRAMPA DE CULPAR AL PASADO


 

por RICARDO CORTEZ

Uno de los fundamentos más importantes y significativos de la actual administración de Humberto Salazar se basa en la crítica sistemática al pasado.

Esta obsesión por desacreditar lo que se hizo antes no solo ha sido contraproducente, sino que ha desviado el foco de lo realmente importante: gobernar de manera efectiva y cumplir con las promesas hechas a los ciudadanos.

El actual gobierno no ha podido revertir la tendencia de culpar al pasado por todos los males que aquejan a Jerez, aunque no debemos soslayar que ha habido algunos avances relativos. Lo que a menudo sucede es que, para explicar las muchas limitaciones y fracasos que se han tenido, se coloca el pasado como el eje de todos los problemas.

Esta estrategia no sólo es simplista, sino que también refleja una falta de autocrítica y de responsabilidad por las decisiones tomadas durante el actual mandato.

Gobernar sin reconocer las virtudes que, sin duda, ha tenido el pasado lleva a que no solamente se cometan errores, sino que además se quiera hacer creer que la vida del municipio empieza al momento en que llegó el nuevo gobierno.

Esta visión sesgada no sólo es históricamente inexacta, sino que también es perjudicial para el desarrollo de Jerez. Al ignorar las lecciones aprendidas y los logros anteriores, la administración de Salazar ha desperdiciado oportunidades para construir sobre bases sólidas y ha caído en la trampa de la ineficiencia.

En los balances finales sobre la presente administración, se van apreciando limitaciones y objetivos no cumplidos, en gran parte porque al tratar de empezar de cero, lo que acabó pasando es que los nuevos diseños y estrategias, si es que las hubo, no tuvieron tiempo para implementarse y cumplirse.

La obsesión de Salazar por no tomar en cuenta un pasado que, por más criticado que sea, tuvo virtudes, ha sido un error estratégico que ha limitado severamente la efectividad de su gobierno.

La narrativa contra el pasado ha perdido fuerza incluso entre los seguidores más fieles de Humberto Salazar. Esta situación ha impedido que se desarrolle una gobernabilidad sólida, ya que muchos proyectos se establecieron básicamente para mostrar que hay un nuevo gobierno, sin considerar si podían ser efectivos o no.

Al final del día, lo que queda son programas limitados y un municipio que sigue enfrentando los mismos problemas crónicos.

Con la inminente transición de poder, queda por ver qué hará el nuevo gobierno de Rodrigo Ureño. ¿Seguirá el mismo camino de desdén por el pasado, o aprenderá de los errores de su predecesor y se apoyará en los cimientos ya establecidos para construir un Jerez mejor?...¿Usted qué opina?

dsd_elportaljerez@gmail.com
twitter: @Rich_Cortez86

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