DE LA ESPERANZA, A LA DESCEPCIÓN
por RICARDO CORTEZ
Para usar palabras del poeta y escritor italiano Dante Alighieri, comenzó la recta final del camino de la vida en la ruta presidencial de Humberto Salazar quien ha recorrido mucho tiempo el infierno, algunos rincones del purgatorio y en algunos destellos ha conocido la gloria celestial del paraíso de la aceptación pública.
La victoria electoral tras una campaña esperanzadora y llena de expectativas de una verdadera transformación. Seguido, de un arranque lleno de dudas de la llamada “Sanación de Jerez”, que en su momento marcó la agenda en el municipio.
La idea de “Transformación” pretendía que los cambios en el municipio serían reales, vislumbrando un futuro positivo. Incluso se especulaba de un sitio privilegiado para “el doctor” en la historia municipal como salvador del municipio. Pero todo se derrumbó con estrépito de desastre.
El incumplimiento de las promesas, las ocurrencias y la falta de resultados detonaron la desaprobación presidencial. A esto se suman las contradicciones y los conflictos de interés, sin dejar de lado las dudas sobre el manejo de las finanzas y los resultados de la Feria de Primavera y la Semana del Migrante.
Estas celebraciones, que deberían ser un escaparate del progreso y la cultura de Jerez, se han visto empañadas por escándalos y malversaciones, erosionando aún más la confianza de la población en la administración de Salazar.
La “Sanación de Jerez” prometía un renacimiento para el municipio, con políticas destinadas a erradicar la corrupción, mejorar la seguridad y fomentar el desarrollo económico y cultural. Sin embargo, estas promesas se han quedado en meras palabras, con pocos avances tangibles y una administración marcada por la falta de transparencia y eficiencia.
La inseguridad sigue siendo un problema persistente, y los esfuerzos por revitalizar la economía local han sido insuficientes y mal dirigidos.
Hoy, Humberto Salazar enfrenta la dura realidad de que su administración no logró los objetivos que trazó al inicio de su gobierno. Los problemas que arrastra a días de que concluya su mandato despiertan un sinfín de dudas y cuestionamientos.
Terminé como termine este último tramo del sendero salarzista, ya nada será como las promesas del principio hicieron suponer. La sentencia ya está dictada y no resulta para nada favorable.
Un intento fallido, dirán los más benévolos. Un fracaso, manchado de transas y sangre, dirán muchos otros. La administración de Salazar será recordada por la desilusión que dejó en los ciudadanos de Jerez, quienes esperaban un cambio real y tangible en su municipio.
En lugar de ello, se encontraron con una gestión que no supo estar a la altura de las circunstancias, dejando un legado de promesas rotas y oportunidades perdidas.
El futuro político de Jerez y el legado de Humberto Salazar serán juzgados por la historia en función de cómo cierre estos desafíos en los días finales de su administración.
La esperanza de un cambio verdadero ha sido reemplazada por el escepticismo y la desconfianza. Salazar deja un municipio dividido y una ciudadanía desencantada, que busca respuestas y soluciones a los problemas crónicos que su administración no supo resolver.
En definitiva, el periodo presidencial de Humberto Salazar se cierra con más sombras que luces, dejando una estela de incertidumbre y decepción. ¿Usted qué opina?
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