ENTRE EXPECTATIVAS Y REALIDAD
por RICARDO CORTEZ
A escasos días del Primer Informe de gobierno de Rodrigo Ureño, las expectativas son bajas y las dudas altas. Un año de gestión debería reflejar avances claros, pero lo que prevalece es la incertidumbre y el desánimo de una ciudadanía que sigue esperando más de quien prometió gobernar con visión y rumbo.
Seguramente el Primer Informe estará plagado de funcionarios, burócratas e invitados especiales, que más allá de los aplausos ensayados, poco conocen o reconocen lo realizado durante estos doce meses. Una pasarela política que intentará llenar el vacío de resultados con discursos huecos y una escenografía sobrada.
Como en toda liturgia oficial, los regidores harán acto de presencia. No para cuestionar ni exigir cuentas, sino para simular respaldo a un gobierno que carece de pies y cabeza. No olvidemos que ellos mismos han sido cómplices de esta administración errática, avalando silencios y omisiones.
Lo poco que se sabe de cuál será el tema central del informe, sin embargo todo apunta a temas como migración, campo y seguridad. Tres banderas que intentan dar sentido a una narrativa oficial, pero que difícilmente alcanzan para ocultar las carencias en rubros vitales como cultura, turismo, obra pública, deporte, juventud, educación o la misma Feria de Primavera.
La realidad es que esos apartados serán mencionados de manera superficial. El motivo es evidente: los resultados han sido mínimos, y en algunos casos, nulos. Jerez sigue esperando proyectos sólidos que impulsen su desarrollo, y lo único que encuentra es un cúmulo de promesas pospuestas.
Además, existen asuntos que no se han resuelto y que se arrastran como sombras incómodas: denuncias de nepotismo, señalamientos por acoso, la compra de una camioneta oficial, y los informes pendientes de la Semana del Migrante y el Festival de la Tostada. Temas que dañan la credibilidad de cualquier discurso.
Los conocedores de la política advierten que el mensaje de Ureño será débil en cifras y carente de contenido. Es decir, un discurso que intentará vender logros inexistentes o maquillar deficiencias con frases vacías y generalidades. La simulación, al parecer, será el verdadero eje de su informe.
El problema no es únicamente la falta de resultados, sino la insistencia en querer convencer a la ciudadanía de una realidad que no existe. Esa desconexión con la verdad erosiona la confianza pública y coloca a la administración en un terreno frágil y vulnerable.
Las horas avanzan y la antesala de este informe no despierta entusiasmo. Más bien provoca una sensación de desconfianza y resignación. El balance del primer año de gobierno debería ser un momento de transparencia y autocrítica, pero todo indica que será otro capítulo de propaganda oficialista.
Rodrigo Ureño llega a su primer informe con más deudas que logros, con más dudas que certezas. Lo que debería ser una rendición de cuentas ante el pueblo corre el riesgo de convertirse en un espectáculo vacío, en donde la forma pretende suplir el fondo. Y eso, estimado lector, es una falta de respeto a Jerez.¿Usted qué opina?
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