VANIDADES POLÍTICAS
por RICARDO CORTEZ
Muchos ya se preparan para este Sábado de Gloria en Jerez, una de las tradiciones más emblemáticas del municipio. Pero más allá de la celebración, este día se ha convertido en una auténtica pasarela para políticos en busca de reflectores.
Con sus mejores trajes charros y montados en caballos prestados, algunos intentarán robar cámara en el tapanco más grande, rodeados de música de banda, tequila y sonrisas forzadas.
Desfilarán entre decenas de cabalgantes, como si fueran parte esencial de la tradición, aunque para muchos de ellos, Jerez solo existe en sus calendarios cuando hay elecciones o eventos de alto perfil mediático.
Muchas figuras políticas buscarán un baño de pueblo, estrecharán manos, abrazarán desconocidos y sonreirán para las cámaras. Todo sea por la foto y la oportunidad de sumar simpatías de cara a los comicios que se avecinan.
Muchos de los que hoy suspiran por gobernar Zacatecas —y por supuesto, Jerez— harán hasta lo imposible por ganar uno que otro seguidor. En esta estrategia, el Sábado de Gloria se vuelve un terreno fértil para la simulación.
Pero mientras ellos montan su espectáculo, la Feria de Primavera 2025 comienza envuelta en tensión. Para muchos, esta celebración está a punto de convertirse en un polvorín, donde cualquier mal paso podría encender una crisis mayor.
La falta de organización, las renuncias recientes en áreas clave como turismo y cultura, y la creciente inconformidad ciudadana, son señales de alerta que no pueden ignorarse. Si no se maneja con prudencia, el evento podría volverse en contra del propio gobierno.
El alcalde Rodrigo Ureño enfrenta una Feria que, en lugar de proyectar alegría y tradición, podría dejar ver las grietas de su administración. Las decisiones que tome en estos días marcarán el resto de su gestión.
Y es que Jerez no necesita más políticos en modo desfile, necesita gobernantes con visión, compromiso y voluntad real de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, más allá de la foto del Sábado de Gloria.
Los jerezanos saben distinguir entre quien se acerca por interés y quien lo hace con genuina intención de servir. La gente está cansada de las apariencias y exige acciones concretas, no poses teatrales ni carretas adornadas de promesas vacías.
Si la clase política insiste en usar nuestras tradiciones como plataforma electoral sin contenido, no solo se faltará al respeto a la identidad de Jerez, sino que también se profundizará el desencanto con una ciudadanía que ya no se deja engañar con sombreros ni discursos vacíos.¿Usted qué opina?
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