EL EQUIPO DE UREÑO ¿SIN RUMBO?

por RICARDO CORTEZ

Cada vez son más evidentes las señales que apuntan hacia la dirección que está tomando el gobierno de Rodrigo Ureño.

Para algunos, este camino ya evoca reminiscencias de administraciones pasadas, mientras que otros sostienen que se está forjando un estilo propio para enfrentar los retos actuales. Sin embargo, hay un aspecto crucial donde no parece haber diferencia alguna: la falta de diálogo con la población.

El contacto directo con los ciudadanos debería ser una de las prioridades de cualquier administración municipal. No se trata solo de escuchar, sino de entender y emprender acciones concretas en conjunto para mejorar el bienestar colectivo.

Hasta ahora, lamentablemente, varios funcionarios del gobierno de Ureño parecen estar sumidos en una burbuja, desconectados de la realidad de los jerezanos y de los problemas del municipio.

Las señales son claras: existe poco o nulo contacto con los sectores que deberían ser escuchados. El secretario municipal, Samuel Berumen, ha sido, hasta el momento, el único que ha mostrado algo de actividad en ese sentido.

Sin embargo, no puede permitirse actuar solo, necesita el respaldo de los demás funcionarios, ya que distintos sectores de la sociedad jerezana —deportistas, artistas, comerciantes, jóvenes, mujeres, familias desplazadas— claman ser escuchados y tener un acercamiento con el gobierno municipal.

El equipo de Ureño parece más enfocado en mantenerse aislado, ignorando las necesidades y preocupaciones de aquellos que no piensan igual o que no forman parte de su círculo cercano.

La pregunta clave es: ¿los funcionarios del gobierno actual tienen un diagnóstico real de los problemas que enfrentan sus áreas? ¿Saben cuáles son las principales carencias y retos que deben abordar? Hasta ahora, la respuesta parece ser un claro no.

La falta de experiencia y pericia que han mostrado muchos de los integrantes del gabinete es preocupante, y lo más alarmante es que no parece haber intención alguna de corregir el rumbo.

En lugar de soluciones o trabajar en conjunto con los ciudadanos, algunos funcionarios parecen decididos a seguir su propio camino, sin prestar atención a las voces que piden cambios. Esto es lo más peligroso: un gobierno que no dialoga y que no escucha es un gobierno que inevitablemente fracasa.

En este inicio de gestión, el panorama no es talentoso. Los funcionarios del gobierno de Rodrigo Ureño han dado señales claras de que no están interesados ​​en abrir puertas al diálogo ni en generar una verdadera comunicación con los sectores que componen el tejido social de Jerez. Mientras sigan en su burbuja de "todo está bien", los problemas seguirán acumulándose.

Si no se cambia el enfoque pronto, la administración Ureño corre el riesgo de convertirse en una más que pasará sin pena ni gloria, con proyectos a medias y un pueblo aún más distanciado del poder.

Es imperativo que el gobierno tome en cuenta las voces de la ciudadanía, porque solo así podrá construir un futuro más inclusivo y próspero para todos. ¿Usted qué opina?

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