¿HASTA DÓNDE?
La certeza de Humberto Salazar en sus proyectos pasa porque cree profundamente en ellos, porque sabe que en su entorno difícilmente alguien se va a oponer y porque tiene claro que si a la oposición no le gusta, le puede pasar por encima.
Los regidores no se atrevieron a cuestionar la esencia de la ley de ingresos e hicieron suyo el mandato que impone el alcalde. Trataron de quedar bien con el mandatario pasando a segundo plano sus reflexiones, discusión y análisis sobre este asunto de vital importancia para el municipio.
Todo indica que regresamos a los tiempos en que el alcalde era el personaje a quien se le obedecía sin atreverse a cuestionarlo. no se usted querido lector que mucho de esto tuvo que ver con el voto ciudadano en que el sufragio se convirtió en un acto de protesta para acabar con el culto a la personalidad y concentración del poder.
Las y los regidores siguen a Humberto Salar sin preguntarse si en lo que hace y dice tiene razón de ser. Y es que pareciera que nadie puede poner en duda que el presupuesto tenga como eje la búsqueda de una distribución distinta a la que hemos vivido.
Es necesario, pero debe pasar por procesos de reflexión y revisión profunda de la actual administración a través de un análisis de lo que hasta ahora han sido los programas de gobierno, en cuanto a cobertura, efectividad y futuro.
Hay muchas preguntas sobre lo que está pasando, que más que deban ser vistas como una crítica al gobierno deben revisarse como parte de una efectiva gobernabilidad. Y es que temas como el presupuesto requerían de un razonamiento.
Poco les importó. Al final las cosas se hicieron exactamente como lo decidió el alcalde, no se cambió ni una coma, entraron en el terreno del “voy derecho y no me quito”, y lo peor es que ni siquiera se preguntaron sobre el contenido de la ley de ingresos.
Hoy vemos a las y los regidores que continúan perdidos, sin ideas y carentes de liderazgo. Hoy nuestros regidores se encuentran muy muy lejos de cumplir las expectativas que generaron ante la población.
Se vienen tiempos complejos y recios donde parece que razonar y preguntarse las cosas están fuera de lugar.
No vaya a ser que veamos a futuro algo así como la publicidad de la película Tiburón 2: “cuando usted pensó que el problema había pasado...”
¿Usted qué opina?
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