¿TRANSICIÓN DE TERCIOPELO?

No hay medición de opinión pública que no repruebe a Antonio Aceves y su gestión. Su aprobación, cuando mejor, ronda el 40%. Es decir, 4 de cada 10 jerezanos lo rechaza.

Sin embargo, hay quien dice que Antonio Aceves se ha ganado un aliado en la pasada contienda electoral, el cual se ha atrevido a ayudarlo a pesar de los diversos problemas y dificultades por los que atraviesa su administración en esta recta final.

Por supuesto que se trata de un aliado estratégico que seguramente le dará oxígeno a la recta final de su mandato e incluso ofrecerle una salida digna que hace algunos meses no se vislumbraba para el actual gobierno panista.

El nuevo aliado de Antonio Aceves es Humberto Salazar. Y no es para menos, la manera en que Morena y Salazar recibiera el apoyo del aún gobierno panista que dirige Antonio Aceves para ganar las elecciones del pasado junio, y obtuviera el triunfo para convertirse en su sucesor.

Esto obliga al hoy presidente electo, a pagar el favor y lo menos que puede hacer es brindar todas las condiciones necesarias para que Antonio Aceves concluya de la mejor manera su mandato.

Aquellos que saben de política, dicen que el año más difícil del trienio de un presidente municipal es el cuarto, porque es el primer año de ex presidente, en el que siempre se le echan las culpas, en el que lo pueden señalar el desfalco de las arcas del municipio, el mal estado en el que dejan la administración municipal.

El año cuatro del presidente Antonio Aceves puede ser menos agrio gracias a Humberto Salazar. Y es que, si Aceves se pone en manos de Salazar con una transición tersa y respetuosa, darán una imagen de que se entienden bien, esto a pesar de ser de partido distinto.

Si eso pasa, quizá disminuya el rencor de los jerezanos hacia Aceves y éste pueda tener una salida menos convulsa: tal vez pueda seguir figurando en el municipio sin volverse un imán de protestas e indignación por parte de la sociedad.

La transición es la última oportunidad de Antonio Aceves, no para ser un presidente popular, si no para no pasar a la historia como uno presidentes más criticado por los jerezanos.

Para Humberto Salazar y algunos de su “equipo”, los días que restan son también insoportables. A todos ya les anda por despachar desde la presidencia municipal.

Algunos incluso ya se comportan con la soberbia necesaria como para olvidar convenencieramente que están ahí no por sus méritos, sino por el “tsunami” que arrasó a su paso.

No se trata de amarrar navajas, pero son tan opuestas sus concepciones de Jerez, que el presidente en funciones y el electo deberán hacer un esfuerzo supremo de control, de ellos y sus ejército de campaña. Que cien días no son nada; aunque parezcan todo. ¿Usted qué opina?

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