CUANDO LA NARRATIVA CHOCA CON LA REALIDAD
por RICARDO CORTEZ
El gobierno de Rodrigo Ureño ha apostado a un discurso que busca convencer de que los problemas actuales están bajo control y que el municipio avanza en la dirección correcta. Sin embargo, esta narrativa no ha sido suficiente para resolver los problemas inmediatos, ni para construir una visión sólida a futuro.
La desconexión entre lo que se dice y lo que se vive en el día a día es evidente. Los escenarios presentados no reflejan fielmente la realidad, y los esquemas políticos en marcha siguen siendo ambiguos e insuficientes para atender las demandas de los ciudadanos.
En el ámbito de los proyectos de gobierno, la narrativa peligra al intentar ocultar que, día con día, los retos se acumulan sin una estrategia real para enfrentarlos. Las palabras no bastan cuando la realidad exige acciones concretas y soluciones tangibles.
La forma en que se comunica el estado del municipio está lejos de la realidad. No todo puede medirse con números o votos. La democracia no se trata solo de ganar elecciones, sino de garantizar una gobernabilidad que integre a la sociedad y la haga partícipe de las decisiones públicas.
Los intentos de construir una nueva forma de gobernar han tropezado constantemente. En lugar de avanzar hacia una sociedad más participativa y transparente, muchos de los logros del pasado han sido desmantelados, dejando a los ciudadanos con derechos debilitados y un futuro incierto.
La narrativa oficial se ha convertido en un filtro que distorsiona la percepción de los problemas reales. Aunque la clase gobernante insiste en imponer su versión de los hechos, esta no representa la verdad cotidiana que enfrentan los habitantes de Jerez.
El gran desafío para el gobierno de Ureño es alinear su discurso con la realidad que vive la ciudadanía. Sin esta conexión, la brecha entre gobierno y gobernados seguirá ampliándose, poniendo en riesgo la estabilidad social y política del municipio.
Es crucial reconocer que estamos en una etapa de cambios, pero también es vital analizar cómo se está gobernando. La falta de congruencia entre lo que se promete y lo que se cumple amenaza con erosionar la confianza en las instituciones públicas.
La confianza que aún conserva Rodrigo Ureño no significa que su narrativa sea incuestionable. Para mantener ese respaldo ciudadano, será necesario demostrar con hechos que sus palabras tienen fundamento y que su gobierno está comprometido con las verdaderas necesidades de Jerez. ¿Usted qué opina?
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