LÓPEZ VELARDE, OLVIDADO EN SU PROPIA TIERRA
por RICARDO CORTEZ
Ramón López Velarde es mucho más que un poeta nacional: es una figura literaria que trascendió su tiempo, consciente de que su obra establecería un diálogo con generaciones aún no nacidas. Su legado es un patrimonio cultural que debería enorgullecer a Jerez y no pasar desapercibido, como tristemente ha sucedido.
La reciente entrega del Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, otorgado a Sofía Ramírez Gómez, fue una oportunidad invaluable para rendir homenaje a quien le dio a este municipio una dimensión universal. Sin embargo, el evento dejó al descubierto el atraso en que Jerez se encuentra en materia cultural.
En lugar de ser una celebración con altura, que elevara el pensamiento y la memoria del poeta, fue un acto deslucido, improvisado y, peor aún, carente de sentido. El desconocimiento general sobre la figura de López Velarde fue evidente, tanto en los discursos como en la pobre asistencia.
Rodrigo Ureño, presidente municipal, mostró una preocupante falta de sensibilidad hacia este encuentro. No bastaron las formalidades para cubrir su evidente desconocimiento de la importancia que tiene este evento no solo para Jerez, sino para el país entero en términos literarios.
La presencia de alumnos llevados por compromiso y el desfile de funcionarios municipales que acudieron por obligación más que por convicción, resultó tan evidente como incómoda. La ausencia de la Banda Municipal, símbolo sonoro del alma jerezana, fue otra señal del desinterés institucional.
Tampoco se puede ignorar la ausencia del gobernador del estado, quien una vez más dejó claro que la cultura no figura entre sus prioridades, y mucho menos cuando se trata de Jerez. Su indiferencia ha sido constante y, francamente, ofensiva para una comunidad que merece más.
El Teatro Hinojosa, que debería haberse llenado de poesía, música y reflexión, lució desolador. Faltó emoción, faltó alma, faltó ese espíritu que ha hecho de este lugar un epicentro del pensamiento artístico en el pasado.
Un evento de esta magnitud merece planeación, pasión y respeto. Aquí hubo carencia de todo ello. No se sintió la solemnidad ni la altura de miras que exige rendir tributo a un autor de la talla de López Velarde, cuya obra aún resuena en los rincones más exigentes de la literatura hispana.
Y como era de esperarse, la gran mayoría de los regidores brillaron por su ausencia. El desprecio que muchos de ellos han mostrado por la cultura se reafirma cada vez que optan por no involucrarse, por no formarse, por no comprometerse.
Así, el homenaje a Ramón López Velarde se convirtió en una muestra más del vacío cultural, de la falta de liderazgo y de una gestión que no comprende que sin memoria y sin arte, Jerez no tiene rumbo. No es solo poesía lo que está en juego, es el alma misma del municipio.¿Usted qué opina?
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