DECEPCIÓN
por RICARDO CORTEZ
Nuestros flamantes y peculiares regidores, aquellos que hace aproximadamente nueve meses aseguraron que harían historia como representantes del pueblo, siguen sin cumplir esa promesa. Lejos de reivindicar la imagen del cabildo, han contribuido a su desprestigio con omisiones, pasividad y falta de compromiso.
Lo que se anticipaba como un nuevo ciclo de trabajo, con propuestas y cercanía ciudadana, ha resultado en un cúmulo de ausencias, posturas tibias y una evidente falta de oficio político. Pocos gestionan, menos aún informan, y la mayoría parece olvidar para quién trabajan.
Prueba de ello es que, a nueve meses de funciones, sólo tres regidores han presentado su plan anual de trabajo. Esto, más que un simple trámite, representa un compromiso ético con la ciudadanía, pero la indiferencia y el desinterés han sido la norma general.
Si bien es cierto que ni la Ley Orgánica ni el reglamento del Ayuntamiento los obliga a hacerlo, quienes tienen sentido de responsabilidad sabrían que informar, planear y rendir cuentas es lo mínimo que se espera de un servidor público.
Muchos actúan obedeciendo intereses personales, partidistas o por conveniencia con el grupo político en turno, y no bajo los principios de representación ciudadana. El “trabajo” de varios regidores se limita a levantar la mano en cabildo sin cuestionar, analizar o proponer.
Lamentablemente, hoy en Jerez seguimos viendo a regidores que se comportan como figuras decorativas. La gente los percibe como lo que han demostrado ser: flojos, ineficaces y sumisos, más preocupados por conservar su lugar que por generar algún beneficio para el pueblo.
A lo que corresponde a los informes trimestrales que deben entregar, solo la mitad lo ha hecho con puntualidad. Y los que sí lo han hecho, lo presentan con datos vagos, carentes de contenido relevante, como si no supieran la magnitud de la responsabilidad que asumieron.
Cada regidor le cuesta a Jerez más de 288 mil pesos al año. ¿El resultado tangible? Nulo. Ese costo, sin beneficio social alguno, resulta ofensivo para una población que espera soluciones reales. El cargo se ha convertido en un premio por lealtades políticas, no en una encomienda pública.
Durante las sesiones de cabildo, la carencia de autonomía y la ignorancia sobre los temas que se discuten es escandalosa. No conocen sus comisiones, no les dan seguimiento y ni siquiera se preocupan por entender los retos que enfrenta el municipio.
Así, el cabildo se hunde en un mar de mediocridad, dominado por la improvisación y el desinterés. Los jerezanos seguimos esperando saber en qué han servido nuestros regidores. Nueve meses después, su huella sigue siendo invisible. Y la paciencia de los ciudadanos… se agota. ¿Usted qué opina?
PUNTO Y APARTE: La Feria de Primavera 2025 terminó siendo lo que muchos advertían: un desastre maquillado de éxito. Pese a los discursos triunfalistas de Ureño, Edgar Álvarez y compañía, la realidad reventó la burbuja de propaganda.
No hay informe, no hay cifras claras, pero sí un evidente vacío que confirma el colapso de un gobierno que prometía demasiado y cumple de menos. El silencio del Comité Ferial, regidores y del propio alcalde pesa más que cualquier aplauso forzado.
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