TIEMPOS ADELANTADOS
por RICARDO CORTEZ
En el escenario político de Jerez, es evidente que los que suspiran, anhelan, añoran y sueñan gobernar Jerez, han estado manejando los tiempos electorales a su antojo, desatando estrategias y movimientos que dan la impresión de estar en una perpetua campaña.
En este juego político, Humberto Salazar ha encontrado la oportunidad, perfilándose para la reelección y otros tres años al mando de Jerez. Su papel para reelegirse parece ser parte de una estrategia política predefinida, revelando que el ajedrez electoral se juega a largo plazo.
Nos encontramos en lo que se denomina como "precampañas", que en la práctica ya son campañas completas. Este adelanto en el calendario electoral augura un desgaste significativo, donde los Jerezanos, tarde o temprano, nos veremos marginados en medio de un abrumador proceso propagandístico.
Los posibles contendientes no se quedan atrás, inundando el espacio con promesas que, a todas luces, son difíciles de cumplir. Basta con revisar las campañas pasadas para confirmar que estas promesas son simplemente un canal para desahogar las frustraciones públicas, ofreciendo salidas que raramente se concretan.
El juego rumbo al palacio municipal ha iniciado. Cada suspirante se autoproclama como la diferencia, convirtiendo las precampañas en una batalla constante por demostrar que tienen la solución de los problemas que hoy aquejan a la ciudadanía. Un ejemplo palpable es Humberto Salazar, cuyas promesas y la realidad de su administración muestran un abismo evidente.
En medio de promesas, soluciones y resultados, nos sumergimos en un periodo que va más allá de lo electoral. Se nos presentará un espectáculo cargado de propaganda, donde la vida supuestamente cambiará con cada suspirante.
Sin embargo, la gran incógnita es ¿En qué fundamentan sus promesas aquellos que buscan liderar un municipio marcado por profundas diferencias sociales y una realidad terca?.
Las precampañas no pueden ser simplemente un espectáculo para captar la atención. Aunque puedan tener un impacto inmediato, la falta de empatía con la ciudadanía y la complejidad del entorno hacen difícil que estas promesas tengan un efecto duradero.
Ante este escenario, los mecanismos del clientelismo y las promesas vacías se convierten en el antídoto político por excelencia.
Viviremos en un constante proceso cargado de promesas vacías y una visión unilateral de la realidad. Más allá de quiénes sean los próximos candidatos, la ciudadanía sigue experimentando hartazgos derivados de un entorno desafiante y los escasos resultados de la administración actual.
Nos dirigimos hacia un nuevo capítulo de tiempos adelantados, violaciones a la ley y unas llamadas "precampañas" que, a todas luces, son verdaderas campañas en sí mismas. ¿Usted qué opina?
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