A PALABRAS NECIAS...

por RICARDO CORTEZ

En el intrincado laberinto de la política, donde las sombras parecen efímeras y la coherencia es una virtud rara, nos encontramos con la inevitable realidad de que la vida da muchas vueltas, y cambiar de opinión es un derecho humano. Sin embargo, ¿dónde trazar la línea que separa la prudencia del oportunismo, la flexibilidad de la hipocresía?

En el escenario político contemporáneo, las palabras pierden su valor más rápido de lo que se pronuncian. Aquellos que participan en este juego justifican sus decisiones controvertidas con el argumento de que "alguien tiene que ensuciarse las manos". La congruencia, parece ser, es un lujo que pocos pueden permitirse en esta danza de intereses y compromisos.

Observamos este fenómeno con especial atención en la decisión de Humberto Salazar, por convertirse en aspirante de MORENA para buscar la reelección en las próximas elecciones presidenciales. Su ascenso al poder estuvo marcado por afirmaciones audaces de servicio al pueblo y resistencia a las distracciones. Sin embargo, la realidad actual revela un giro sorprendente.

A pesar de las controversias, incongruencias y resultados insatisfactorios de su gestión, Salazar ha decidido buscar la reelección. Parece abandonar su proyecto "sanador" y "transformador" como quien deja atrás un sueño efímero transmitido en tiempo real por las redes sociales.

La memoria del electorado se convierte en un actor crucial en este drama político. ¿Pagaremos caro los errores pasados, o nos resignaremos a aceptar la deshonestidad y el cinismo como moneda corriente? Jerez, nuestro querido municipio, no puede convertirse en una plataforma política para ambiciosos oportunistas.

La próxima elección presidencial debería ser una oportunidad para la reflexión colectiva. ¿Optaremos por el cinismo como líder, o exigiremos coherencia y responsabilidad? La ciudadanía de Jerez merece más que un dulce sueño político transmitido en las redes sociales.

Esperamos que la experiencia vivida en esta y anteriores administraciones haya sensibilizado a la ciudadanía. Que el electorado no olvide, que los errores se paguen caro y que no permitamos que nuestro municipio sea manejado como un peón en el ajedrez político de cualquier ambicioso.

Sea quien sea el ganador de la próxima elección, confiamos en que la ciudadanía sepa cobrar facturas pendientes. Que aquellos que hoy suspiran por el poder se hagan cargo de sus palabras o, al menos, que como ciudadanos, sepamos recordárselas.

En esta encrucijada política, quizás la mejor respuesta sea la antigua sabiduría: "A palabras necias, oídos sordos". ¿Usted qué opina?

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