EL JEREZ DE HUMBERTO SALAZAR
por RICARDO CORTEZ
Humberto Salazar llegó a su segundo informe de gobierno con un problema: su proyecto transformador y sanador no está transformando ni sanando lo que debía, ni las brechas económicas, obra pública, sociales, culturales, turísticas, deportivas, ni las educativas, entre otros aspectos. Hoy, su cacareada 4T y sanación es un fiasco.
Por supuesto que nadie espera que Jerez se transforme en dos años, pero al tiempo de su segundo balance de gobierno, Humberto Salazar no ha cumplido con las expectativas y sus grandes planes de campaña. Si propone transformar y sanar Jerez, debe estar a la altura de su promesa, lo cual no ha logrado.
En vez de despreciar los hechos que lo contradicen, tiene que aceptarlos para poder mejorarlos. Partir de información incontrovertible es la noción básica de la conducción de un municipio moderno. Si Humberto Salazar quiere que la realidad se ciña a su capricho solo profundizará la fragmentación y su proyecto de gobierno se reducirá a más de lo mismo.
El presidente ofreció un mensaje carente de cifras, acciones y resultados. Un discurso que adeuda respuestas económicas, políticas y sociales.
A dos años cumplidos en el poder, el proyecto sanador y transformador se parece demasiado a un plan improvisado, y su líder, un político moldeado al antojo por aquellos que forman parte de la trinidad salarzista. Según Humberto Salazar, su proyecto equivaldría al fin de la corrupción y a las formas turbias que hicieron otros gobiernos. Lo cual no parece ser así.
Según el doctor se han revitalizado todos los sectores de la comunidad, desde el ámbito cultural y deportivo hasta el agrícola, ganadero, turístico, económico y social. Sin embargo nada de eso ha sucedido, pero Humberto Salazar dice estar confiado en sus otros datos y que el pueblo está feliz, feliz, feliz, con su gobierno.
Muchos votantes de izquierda han descubierto, a dos años después de llevarlo al gobierno, que su candidato no era el político que suponían, sino un señor anticuado sin un plan, superado por las circunstancias.
Lo más inquietante de todo el informe fue observar a Humberto Salazar abandonarse a mezclar realidad con sueños. Dijo enfrentar los desafíos del presente y del pasado con determinación para forjar un futuro más brillante. Habló de un Jerez maravilloso, que no existe, donde existe equidad, justicia, bienestar y desarrollo sostenible y en el que él ha cumplido casi a cabalidad su misión.
El gobierno del doctor es viejo y tiene poco margen para cambiar de rumbo. Debe aceptar que su misión redentora puede estar equivocada y modificar es una urgencia para mejorar el municipio en lugar de buscar culpables oscuros, para sus fracasos.
El proyecto de Humberto Salazar necesita un plan racional que la sostenga, pero eso no será posible mientras sus políticas dependan de la voluntad de unas cuantas personas.
Esa será la primera gran transformación de su gobierno y quizás solo a partir de ella se materialicen los cambios que necesita Jerez. Las necesidades del municipio reclaman un trato de estadistas, no personalismos caprichosos.
El gobierno de un estadista debate a opositores y críticos con argumentos, no con berrinches, y sus funcionarios tienen autonomía y protagonismo y, sobre todo, un plan y una estrategia.
No atender a la necesidad de cambios condena a un escenario sombrío: el país seguirá arrastrando sus problemas de inseguridad, estancamiento económico, desigualdad y un presidencialismo tóxico. El presidente Humberto Salazar debe ser menos DOCTOR para realmente transformar a Jerez.¿Usted qué opina?
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