SON LO QUE NO QUISIERON SER
por RICARDO CORTEZ
Uno de los motivos por los cuales Humberto Salazar tuvo una votación que le hizo obtener el triunfo en las pasadas elecciones, se debió al hartazgo con lo que el hoy alcalde llama PRIAN.
Los ciudadanos fueron a las urnas entre esperanzados y enfurecidos. Lo que vivimos y padecimos a lo largo de años nos colocó en la adversidad en medio de la corrupción y la impunidad.
Uno de los ejes que pudo haber estado en las urnas pudo ser el de la esperanza en que las cosas fueran diferentes con el doctor, quien se intentó durante algunas semanas de hacerlo ver. Entre el hastío y la necesidad de creer, muchos votos se definieron bajo estas perspectivas.
El PRI y el PAN fueron parte fundamental en la decisión ciudadana. Es bueno recordarlo porque hoy que son oposición se siguen viendo con el rostro del pasado tan fustigado por lo cual no acaban de atinar en ser una oposición válida a un proyecto de gobierno como el de Humberto Salazar, a pesar de sus cada vez más evidentes contradicciones.
Le planteábamos en el pasado, que una de las grandes fortalezas del alcalde jerezano está en línea directa con la debilidad de la oposición. Sin embargo, muchos asuntos están entrando en los terrenos de la contradicción y también, en algunos casos, del desvanecimiento de la esperanza.
Las contradicciones tienen un rato ya entre nosotros. El gobierno no deja de señalar al pasado como una forma de su gobernabilidad, el problema está en que ese fustigado pasado ha empezado a acompañar al gobierno en muchos de sus actos.
Lo que sigue pasando en el cabildo sigue siendo un reflejo de las viejas prácticas en donde las cosas se hacían sin importar las formas y sobre todo amparándose en su mayoría, bajo la máxima de ni los veo ni los oigo.
Lo sucedido deja en evidencia una inquietante constante en esta administración: a las críticas que recibe Humberto Salazar y su séquito más cercano en un buen número de casos se responde recordando lo que se hacía en el pasado sin querer ver que están haciendo precisamente lo que se hacía en ese fustigado pasado.
Han venido apareciendo diferentes situaciones que no van a aparejadas con aquello de que “nosotros somos diferentes”. No tiene sentido plantear que ya no se roba, que ya no hay corrupción, que hay transparencia, cuando todos los signos apuntan hacia otros escenarios.
No hay garantía de nada y en el camino el tiempo se le está acabando al Presidente. Están pasando muchas cosas similares a lo que sucedió en el fustigado pasado y que esos tiempos fueron severamente criticados por quienes hoy son gobierno cuando eran oposición.
Parafraseando al extraordinario José Emilio Pacheco: no vayan a acabar siendo lo que dijeron que nunca quisieron ser. ¿Usted qué opina?
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