CONDENADOS
por RICARDO CORTEZ
Dos desgracias envuelven y arrastran a nuestro municipio. Ambas apuntan a ser temporales; en la que podremos salir.
Los daños que dejará la actual situación económica, que de algún modo y en cualquier situación algún día serán superados son incomparablemente menores respecto de las desgracias que seguirán azotando a Jerez hasta el 2024 con, y por quien nos gobierna y la clase de regidores que nos representa.
Si bien es cierto, los gobernantes que por generaciones han estado en el escenario no para servir a la sociedad, como pontifican, sino para servirse de ella (unos más que otros).
Constituyen un fenómeno y un problema estructural cada vez más desnaturalizado que se evidencia con mayor crudeza día tras día, mirando únicamente al objetivo preservar el poder público indefinidamente para su exclusivo beneficio.
La realidad política que vive el municipio ahora y que apenas deja ver la descomposición que en estos tiempos se aprecia nítidamente en la vergonzosa actuación de los regidores que, en su mayoría, se exhiben ignorantes, toscos, impreparados y negados a defender las causas por las que fueron elegidos.
No usan la potestad que les fue delegada para defender los interés de la sociedad jerezana; la esgrimen mirando solamente a su conveniencia.
Esos falsos representantes del pueblo (con sus pocas excepciones), que atienden ciegamente a los actores y factores a los que deben el cargo y a los que servilmente procuran complacer siempre, son una lápida que seguirá cargando la sociedad de lo que resta del gobierno.
Ellos y los funcionarios más cercanos al alcalde Humberto Salazar, cuya suerte laboral depende de su capacidad de obediencia y de abyección, son parte de la miseria política y la degradación nacional que se expresa en múltiples direcciones.
Se refleja en toda su dimensión y cancela cualquier posibilidad de mejorar, en un proceso involutivo que hace de la democracia jerezana una pésima obra teatral.
Ese espectáculo se gesta ya por la ambición de la mayoría de los regidores que ahora forman el ayuntamiento quienes, sin mérito ni crédito, pretenden seguir beneficiando sus interés y los de algunos cuantos.
Su actuar y desempeño sigue posibilitando por todas las prácticas políticas conocidas, ante lo cual la ciudadanía se halla, por ahora, en estado de impotencia, indefensión y frustración, pero a lo que deberá buscar un cambio, exigiendo transparencia real y absoluta rendición de cuentas. ¿Usted qué opina?
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